jueves, 20 de marzo de 2008

¡Mala leche!

¡El hombre es el único mamífero que sigue consumiendo leche después de la lactancia!. Desde siempre, como todos sabemos, la leche ha sido puesta en un pedestal dificilmente superable. Se ha dicho que su carencia es peligrosísima. Se ha dicho que es la solución a la osteoporosis. Se llegó a decir que su proteína es insustituible. ¡Se ha dicho incluso que la carencia de leche puede poner la salud de las personas en alto riesgo! Pues bien, por puntos:

- La leche es superable desde el punto de vista nutricional
- Su carencia no tiene porqué ser en absoluto peligrosa
- NO es la solución a la osteoporosis
- Su proteína es facilmente sustituible

La cuestión arrancó en los años sesenta con la posibilidad de recolectar leche, almacenarla sin riesgos sanitarios y cubrir con ella algunos déficit nutritivos en determinados sectores de la población. Pronto se convirtió en un negocio, reforzado con la moda de los yogures, hasta el punto que las industrias lecheras acabaron copando todo el sector alimenticio. Hoy, sin embargo, la leche es más famosa por lo que lleva (fibra, vitamina C, ácidos omega-3, soja...) que por lo que tiene.

Veamos por parte las "joyas" que nos aporta este preciado alimento:

Lácteos y Cáncer: La betacelulina o BTC es una hormona presente en grandes cantidades en la leche. Esta hormona no se degrada tan facilmente y es capaz de resistir la pasteurización, con lo cual la encontramos presente igualmente en gran cantidad en lácteos de todo tipo como yogures, quesos, batidos y muchos otros derivados de la leche. Llega casi íntegramente al intestino, donde se asocia a los receptores de EGF (es una proteína situada en la membrana de la célula llamada receptor del factor de crecimiento epidérmico que al ser estimulado repara y mantiene la integridad del tracto intestinal). Nuestra saliva incorpora al torrente sanguíneo 36 nanogramos de EGF en 24 horas, en cambio, un vaso de leche aporta 450 nanogramos de BTC, es decir, mas de diez veces la cantidad de EGF procedente de la saliva. Cuanto más se estimulan los receptores EGF, más se producen. Esto implica que si estimulamos a estos receptores con betacelulina mediante el consumo de lácteos, estamos incrementando el número de los mismos en todas las partes del cuerpo. Y... ¡Bingo! Las concentraciones aumentadas de estos receptores incrementan la progresión de tumores. La sobreexpresión de los mismos se da en una gran variedad de cánceres como los de mama, ovario, vejiga, de próstata y páncreas. La betacelulina, además, fomenta el cáncer de diversas maneras, entre ellas incrementando la producción celular e incrementando el crecimiento de los vasos sanguíneos que irrigan los tumores (angiogénesis). Los medicamentos anticáncer como "Cetuximab", "ABX-EGF", "EMD 7200", "Gelfitinib", "Erlotinib", y otros, precisamente, lo que tratan es de bloquear de diversas formas la asociación de receptor-ligando.
Otro de los principales motivos por los que los lácteos se relacionan con el cáncer de mama, colon, próstata, etc..., es su contenido en IGF-1 (Factor de crecimiento insulínico tipo 1), un factor de crecimiento de entre los muchos que contiene la leche, cuyo fin es hacer crecer al ternero, pero que también es un potente estimulador del crecimiento de células cancerosas.

Lácteos y Alergias: Según la "Academia de Alergia, Asma e Inmunología" de Estados Unidos, la leche es la causa principal de alergias en niños, causando síntomas tan diversos como exceso de mucosidad nasal, problemas en los oídos, fatiga muscular, dolores de cabeza, asma y flemas.
El bebé humano asimila totalmente las caseínas de la leche de su madre, pero no puede hacer lo mismo con las caseínas de la leche de vaca, que pasan al intestino delgado parcialmente digeridas, debido al efecto neutralizador que ejerce la leche sobre la acidez estomacal necesaria para su ruptura. Este problema se agrava en los adultos, ya que con la edad disminuye la cantidad de renina gástrica, que es la primera enzima necesaria para comenzar la cadena de rupturas de las grandes moléculas de la caseína.
La caseína no hidrolizada (fragmentada) es una sustancia viscosa (se emplea como pegamento en relojería y carpintería), que en algunas personas se deposita en los folículos linfáticos que rodean el intestino, impidiendo la absorción de otros nutrientes y contribuyendo a la fatiga crónica y a alteraciones intestinales diversas.
Además, los fragmentos pequeños procedentes de la hidrólisis parcial de la caseína (péptidos), pueden atravesar en ciertas condiciones las paredes intestinales. Allí, los linfocitos B de la mucosa intestinal fabrican anticuerpos (las inmunoglobulinas) que se unen con los péptidos (antígenos) formando antígeno-anticuerpo.

En resumen: los lácteos tienen un alto contenido en antígenos que "agotan" el sistema inmunitario, haciéndolo más vulnerable a las infecciones y a enfermedades directamente relacionadas con nuestro sistema inmunológico.





Lácteos y Colesterol: La concentración de grasa en los derivados de la leche entera es superior a la de las carnes más grasas que, al igual que en ellas, son saturadas en su mayor parte. Los ácidos grasos de la leche y sus derivados tienen 12, 14 y 16 átomos de carbono, lo que les confiere un poder aterogénico por encima de los ácidos grasos de las carnes de ternera o de vaca, en las que predomina el ácido esteárico de 18 carbonos.
Los lácteos contienen ácido araquidónico, un ácido graso precursor en las células de prostaglandinas PGE2 mediadoras en los procesos inflamatorios. El contenido en colesterol es muy superior al de los alimentos que tienen la fama de ser ricos en él. Una sola taza de leche entera tiene 34 mg. de colesterol, mientras que una loncha de bacon solo 3 mg. Al beber un litro de leche se ingiere el colesterol equivalente a 53 lonchas de bacon ¡TOMA YA!.
Los niños alimentados con leche de vaca tienen sus arterias en peores condiciones que los que fueron amamantados por sus madres. El problema es tan grave, que la Administración de algunos países ya está tomando cartas en el asunto; algunas recomiendan los desnatados y otras han suprimido los lácteos de la lista de los grupos de alimentos fundamentales para una dieta equilibrada.
Las cosas empeoran con la industrialización. La pasteurización hace las grasas más saturadas y la homogeneización facilita el paso a través de las paredes intestinales de las finísimas partículas de grasa sin previa digestión, lo que hace que se eleven los niveles de colesterol y de grasas saturadas en la sangre.
El término "bajo en grasa" pertenece al lenguaje del marketing. Cuando se dice que la leche contiene un 2% de grasa se refiere a que cada 100 gramos de leche 2 son de grasa, pero no hay que olvidar que el 87% de la leche es agua, y que la leche entera contiene alrededor de un 3,5% de grasa. Este 2% supone entre el 22 y 33% del total de las kilocalorías. Para que os hagáis una idea, en un vaso de leche desnatada hay más grasa que en tres lonchas de bacon. Pocos son los beneficios que se obtienen al optar por los desnatados, sobre todo si se tiene en cuenta que la caseína sigue intacta.

Lácteos y Calcio: La dietética oficial suele aconsejar que se tome leche y sus derivados debido a su alto contenido en calcio. De la misma forma que se añade sal al caldo cuando está soso, parece lógico que dado el caso de descalcificación, se subsane tomando calcio. Esta es la razón por la que muchas personas beben a diario uno o más vasos de leche, con la intención de compensar la pérdida de masa ósea. Pero el cuerpo no es un caldero, y una cosa es la cantidad de calcio que contenga un alimento y otra muy distinta la proporción de este calcio que se absorbe, se asimila y acaba depositada en los huesos.
Después de 25.000 análisis de sangre se concluyó que las personas que tomaban de tres a cinco vasos de leche diarios tenían los niveles más bajos de calcio en sangre. En el sudeste asiático, las mujeres no toman productos lácteos, pero tampoco padecen de osteoporosis, a pesar de haber ingerido mucho menos calcio que las occidentales y cuando los chinos introdujeron la leche en sus dietas se produjo un aumento de dicho problema. Curiosamente en la actualidad hay más osteoporosis que en los años 40, aún cuando desde entonces el consumo de lácteos ha crecido enormemente.
Veamos a continuación porqué se produce esto:
Los alimentos ricos en proteína animal como la carne, los huevos y los productos lácteos, separan el calcio del organismo para regular los derivados ácidos que resultan de la descomposición del exceso de proteínas; esto causa una pérdida neta de calcio. Por el uso abusivo de los lácteos, el organismo humano acumula mucho ácido láctico que hace que nuestro Ph de la sangre se acidifique y que para que no sea peligroso para el organismo, éste lo tiene que neutralizar sacrificando sales cálcicas presentes en nuestros huesos. Por otro lado, la leche de vaca, aporta un exceso de fósforo que también acidifica nuestro organismo y, que hace que nuestras sales minerales se vean mermadas por este consumo. También está muy desequilibrada en relación al calcio y magnesio, ya que contiene 10 veces más calcio que magnesio. El magnesio (al igual que la vitamina D) es necesario para regular el metabolismo del calcio y fijarlo en los huesos.
He aquí algunos de los alimentos más ricos en calcio y magnesio:
- Alimentos ricos en calcio: avena, arroz integral, almendras, higos, semillas de sésamo y amapola, sardinas, verduras de hoja verde oscuro, nabos y legumbres.
- Alimentos ricos en magnesio: semillas de calabaza, semillas de sésamo, nueces de Brasil, anacardos, almendras, melón, repollo, coliflor y legumbres.
Conclusión: Una persona sana no necesita leche de vaca (ni de soja) para seguir siéndolo. ¿Os imaginais si anunciasen publicitariamente que el tabaco, el alcohol o el café fuesen productos beneficiosos para la salud?. Entonces, ¿por qué se permite anunciar los productos lácteos como productos beneficiosos para la salud, cuando ya está más que demostrado que son perjudiciales para ella?. Soy consciente que este tema es tabú para esta sociedad y que los intereses económicos son muy fuertes y que ... ¡¿quién le pone el cascabel al gato?!
Imaginad si "eliminan" los lácteos del panorama económico mundial... empresas, cientos de empresas (yogures, postres, bollería, helados, cafeterías, ganadería....)... todo, se iría al traste, un desastre económico que ningún gobierno estaría dispuesto a aceptar, porque las empresas se encargarían de que le resultara inaceptable.